
El inicio del proceso de creación de una moneda común entre la Argentina y Brasil, tentativamente denominada “Sur”, será uno de los anuncios más importantes de la reunión entre el presidente argentino, Alberto Fernández, y su par de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva.
“Habrá una decisión de empezar a estudiar los parámetros necesarios para una moneda común, lo que incluye desde cuestiones fiscales hasta el tamaño de las economías y el rol de los bancos centrales”, le dijo Sergio Massa al diario británico Financial Times, que dedicó a la cuestión la tapa de su edición online dominical. “Sería un estudio de los mecanismos de integración”, dijo el ministro de Economía argentino, y agregó: “No quiero crear falsas expectativas … es el primer paso de un largo camino”.
El eventual “Sur” funcionaría inicialmente en paralelo con la existencia del peso argentino y del real brasileño, con el objeto de estimular el comercio regional y reducir el uso y la dependencia del dólar. Además, Massa señaló al medio británico que, aunque se trata de una iniciativa bilateral, será ofrecido a otras naciones de la región. Al respecto, el FT agrega que una unión monetaria que cubriera toda América Latina representaría cerca del 5% del comercio global y que el “Sur” sería la segunda mayor moneda común, detrás del euro, que abarca 14% del PBI mundial.
El medio europeo recuerda también que hubo ideas similares en el pasado, resistidos por el Banco Central de Brasil, pero que ahora el apoyo político sería mayor ya que ambos países están gobernados por presidentes –dice- “de izquierda”. De hecho, se refiere al proyecto de creación del “peso real”, idea en la que en su momento coincidieron el expresidente Mauricio Macri y el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, pero que también fue rechazada por la autoridad monetaria brasileña, temerosa del “contagio” de la inestabilidad monetaria argentina.
El entusiasmo argentino por la moneda común contrasta con la reticencia brasileña a atarse a un “vecino perennemente volátil” que no tiene acceso al crédito internacional desde el default de 2020 y debe al FMI más de USD 40.000 millones del rescate financiero de 2018.
