Por: Daniel Newball H.
El balance no es nada halagador y nos hemos dado cuenta que dos funcionarios nacionales nos han recordado que como Departamento especial, existe una legislación que le da a nuestros gobernantes facultades especiales para hacer valer esa condición de región especial en el contexto jurídico colombiano, de modo que sus habitantes no se sientan vulnerados sus derechos, al tiempo que se pueda competir en igualdad de condiciones con nuestros hermanos del continente en materia económica.
Sobre tránsito y transporte, luego de protestas y debates mediáticos, el Viceministro de Transporte informó que es facultad de la Gobernadora del Departamento establecer normas de tránsito y transporte que se ajusten a las condiciones socio-ambientales del territorio insular, incluyendo el uso del casco protector y la no circulación de vehículos de tracción lenta.
Y que decir sobre la reciente y nada cómoda actualización catastral que provocó el incremento de los impuestos prediales, dejando a más de uno preocupado sobre su futuro como propietarios de viviendas en una región cuyas condiciones de vida hacen su sostenimiento casi imposible.
No obstante, se ha querido de forma acelerada y desesperada la creación de una ciudad oceánica para poder garantizar la soberanía sobre las islas, incluso provocando el posible desplazamiento de sus habitantes a favor de intereses económicos poderosos foráneos para su reconversión hacia lo que originalmente era, dejándonos de paso con una enorme pregunta sobre las razones del por qué se están ejecutando tantas obras de infraestructura en una región cuyas condiciones no lo permiten.
Retomando el tema, muchas de las normas a los cuales se deben acoger las islas están íntimamente relacionadas con la autodeterminación de los pueblos, que no es más que el ejercicio formal de una tendencia mundial que busca que los estados reconozcan los derechos de los grupos étnicos que la habitan sin que esto provoque el fraccionamiento de la misma.
Un territorio autónomo o entidad autónoma es un territorio dependiente de un Estado que tiene cierto grado de autonomía en cuanto su gobierno y sus leyes y goza de cierta libertad reconocida por la autoridad externa de la que depende. Típicamente es un territorio geográficamente distinto del resto del país o poblado por una minoría nacional.
La libre determinación se cita en numerosas Constituciones como un principio que debe guiar las relaciones internacionales del Estado, pero normalmente no se hace referencia a cómo se aplica el derecho a la organización constitucional del Estado y respecto de los pueblos que existan dentro de las fronteras.
La vertiente interna de la libre determinación puede quedar asegurada en la medida en que las garantías democráticas sean suficientes; además, algunos Estados, como México, la reconocen expresamente a los pueblos indígenas que lo habitan. Por el contrario, la vertiente externa queda en numerosas ocasiones implícitamente prohibida. Muchas de las Constituciones afirman que la soberanía reside en la población en su conjunto, unitariamente considerada.
El reconocimiento del derecho de libre determinación a los diversos grupos que habitan los Estados es muy polémico. Más del noventa por ciento de los Estados actuales son sociológicamente plurinacionales, por lo que se denuncia que la aplicación del derecho sin límites ni condiciones produciría un contexto de inestabilidad y fragmentación excesivas.
Según la llamada teoría de la infinita divisibilidad, el reconocimiento del derecho con carácter general puede llevar a una progresiva fragmentación del territorio mediante la aplicación de criterios nacionalistas cada vez más estrictos, produciéndose tras cada secesión una nueva secesión. Este efecto se vería propiciado por una atmósfera favorable a la ruptura de Estados existentes y el surgimiento de nuevos Estados: un fenómeno conocido como «tribalismo postmoderno», surgido en la última década del siglo XX.
Con esta base teórica, ya es hora de que nuestros gobernantes dejen de seguir directrices de un centralismo rampante y empiecen a estudiar a las islas desde la región misma, un estudio entre tantos que sea el definitivo para lograr que la región insular deje de ser una réplica injusta de lo que existe por fuera y comience a operar como las Islas que son.