El relato de una persona que revela un serio problema habitacional en la isla. Mientras que hay quienes opinan que no hay más espacio para hacer casas nuevas en la isla de San Andrés, para muchos que llevan años viviendo en la isla no hay ni siquiera una habitación para arrendar. Don Alberto Escobar, ciudadano afectado: “Estamos graves en materia de habitación y la situación se está tornando crítica e imposible en la isla, sería bueno que se adelantaran gestiones para que se hagan casas nuevas.” Muchos ahora prefieren arrendar sus habitaciones a turistas internacionales debido a situaciones que se han presentado con inquilinos que, en la mayoría de ocasiones, no pagan su arriendo a tiempo debiendo hasta años en arrendamiento. La mayoría de edificios de apartamentos que existen en la isla están destinados para el turismo o son muy costosos para los habitantes que buscan donde vivir en San Andrés.
Por: Daniel Newball H.
Una situación delicada es la que viene pasando el señor Alberto Escobar, un hombre bogotano que lleva más de 50 años viviendo en la isla de San Andrés, pionero y ganador de competencias de alto nivel en múltiples disciplinas deportivas cuando por estos días lo amenazaron con echarlo de su sitio de residencia en alquiler y, buscando de forma frenética, no ha encontrado donde quedarse.
El relato ofrecido por Don Alberto muestra no sólo la arbitrariedad de quienes tienen establecimientos de alquiler de habitaciones sino que las alternativas se reducen a cero cuando se buscar una habitación para habitar en alquiler se trata.
Todo parece indicar que muchos de los que tienen residencias o apartamentos en arriendo han optado, ya sea por la tendencia actual de bonanza turística o simplemente por los problemas acumulados de personas que llegan a deber hasta un año de arriendo, por convertir sus edificaciones en posadas nativas, siendo que estas ya están reglamentadas y no permiten de repente de sus casas en sitios para albergar turistas que pagan, muchos de ellos, en divisas extranjeras y por adelantado.
“Yo llevo muchos años viviendo en una residencia ubicado en los alrededores de Simpson Well, justo cruzando la calle de la subestación de Sopesa, pago mi arriendo con juicio todos los meses, de hecho, en ocasiones me paso un día o pago por adelantado para evitar problemas con la casera.
“Sin embargo, de un momento a otro la casera me viene pidiendo la habitación con la excusa de que no almuerzo en el restaurante que ella tiene en la parte exterior de la casa, en ocasiones no puedo llegar a almorzar porque tengo que trabajar en el barco turístico donde estoy laborando.
“Pero ella insiste en que me tengo que salir, incluso ella tiene una sobrina viviendo en el lugar y muchas veces le pone el candado en la puerta de su habitación buscando que se vaya del lugar.
“No tengo precisamente la razón por la cual ella quiere sacarnos de la casa, aunque algunos presumen de que se trataría de una intención clara de ella de convertir su casa en una posada, que es en lo que todo el mundo ahora quiere convertir su casa.
“De hecho, muchos ahora quieren convertir su residencia en una posada nativa, usted busca una habitación en arriendo y es imposible encontrar uno porque todos quieren meterse en el cuento de las posadas nativas.
“Estamos graves en materia de habitación y la situación se está tornando crítica e imposible en la isla, sería bueno que se adelantaran gestiones para que se hagan casas nuevas pero de nada sirve si al final las van a convertir en posadas para los turistas que vienen”, afirmó Don Alberto que en otrora fue futbolista, de hecho, considerado en uno de los precursores de esta disciplina en las islas hace varias décadas.
Un reciente debate en la Asamblea Departamental reveló que además de la demora en el otorgamiento de los subsidio de vivienda de interés social y la construcción de viviendas nuevas promovidas por el Gobierno Nacional ha sido una total falacia para los habitantes de las islas, mientras que desde el liderazgo raizal se indica que ya en la isla de San Andrés, principalmente, no hay sitio para poder albergar a más personas.
Mientras tanto, Don Alberto, con el derecho que le confiere ser residente legal, no tiene donde vivir y está prácticamente con un pie en la calle, sin un lugar digno donde vivir, ni siquiera en condición de arriendo y con la presión de una casera, pese a que está pagando su arriendo sin contratiempos y en las fechas indicadas, que tiene planes con su residencia para visitantes “más selectos”.