
Por César Pizarro B.
San Andrés y Providencia Islas.
Muchos Petristas recalcitrantes que pretenden que todos pensemos igual que ellos, para descalificar el voto en contra de su mesías nos acusan de actuar por odio. Pero se equivocan, no es fobia, es por miedo, y cada quien tiene derecho a tener sus propios miedos.
En lo personal Petro nunca me ha generado confianza, y nisiquiera es por que sea un tipo deshonesto, sino por que ha sido tan sensato de decirle a los colombianos cuales son sus propósitos y ningunos de los que él mismo ha confesado, son convenientes para Colombia.
Petro ha sido honesto en decir que de inmediato suspende la celebración de nuevos contratos de concesión para exploración y explotación petrolera, lo cual no solo afectará los ingresos de la principal empresa de petróleo, Ecopetrol, de la que además soy accionista minoritario, sino que en un escenario de importación de combustibles desde Venezuela como lo propone para reemplazar la suspensión de las concesiones petroleras, terminaría afectando los ingresos de la Nación, el Producto Interno Bruto, la economía en términos generales del país y los precios de los combustibles.
Pero además nos condenaría a perder el subsidio del 80 por ciento a la generación eléctrica en San Andrés y Providencia pagada por Ecopetrol para abaratar la tarifa de la energía para los isleños. También aplica un 40 por ciento de subsidio para el diseño marino usado por la pesca industrial en el Archipiélago.
Pero además no me gusta su poca tolerancia democrática rayana en la autocracia.
Menos aún su sistemática estigmatización a la prensa que lo critica y cuestiona.
Tampoco me gustan de Petro esas alianzas con los movimientos subversivos: Comunes (exFarc), elenos, Primera Línea, Samper, Piedad Córdoba, y ahora con lo peor de la politiquería colombiana: Roy Barreras, Benedetti, Luis Pérez, algunos parapoliticos y todo ese establecimiento corrupto que decía combatir.
No me gusta de Petro que diga que va a vaciar la Represa de Hidroituango, cuando lo que debe es ponerla a operar; ni su amistad con Maduro y con Ortega quien aspira a que el Estado colombiano le ceda el mar de San Andrés otorgado por La Haya.
También le temo a Petro que pretenda eliminar las EPS y devolvernos al modelo del Seguro Social de hace 30 años, o que se meta con las pensiones de quienes ahorraron durante su vida laboral para dárselas a quienes nunca cotizaron, en lo que ha dado en llamar la democratización de las pensiones, pretendiendo que el fondo de pensiones es estatal y no de los ahorradores.
Me preocupa su locura socialista de imprimir billetes para financiar programas sociales con lo cual nos llevaría a una hiperinflación, hoy solo comparable con Argentina y Venezuela.
Pero finalmente me preocupa que en su modelo democrático donde anuncia la eliminación del Esmad privilegie la Primera Línea al mejor estilo de los colectivos chavistas para reprimir a quien se le ocurra cuestionarlo o protestarle.
Pero no sólo es el pánico a Petro, nuestro Chavez criollo, lo que me lleva a un voto por esta especie de Trump colombiano, el Ingeniero Rodolfo Hernandez, a pesar de lo deschavetado, lenguaraz y hasta vulgar que muchas veces resulte.
Me gusta esa condición de outsider que le ha permitido romper con todos los partidos, incluso esos que lo apoyan a pesar del desprecio que les ha expresado públicamente.
Y finalmente me gusta que quiera parar la robadera, quitarles los privilegios a los congresistas y funcionarios, quitarles las camionetas blindadas de sobra a los aforados y eliminar tantas consejerias presidenciales que le arrebatan al erario público billones de pesos.
Por último me gusta su vicepresidente Marelen Castillo; dama decente, afrodescendiente, muy bien formada, con doctorado y especializaciones, carismática, con gran experiencia administrativa y sobre todo con un gran don de gente.
Si por descarte judicial, mental o senil debe ceder el cargo, quedaría en buenas manos y con la satisfacción de tener por primera vez a una mujer gobernando desde el Solio de Bolivar, con la convicción de que las mujeres son mejores en el manejo de la cosa pública, con más pudor, más amor, fraternidad, responsabilidad y respeto.
Por todo ello este 19 de junio votaré por el viejito. Mi voto es por Rodolfo Hernandez y Marelen Castillo.
*Director de The Archipielago Press