Pese a la embestida de las olas y las fuertes brisas que afectan el litoral costero en Sound Bay, el quiosco de “Kella” permanece inmóvil por haberse construido de forma adecuada. Alberto “Kella” May Williams, propietario quiosco playa: “Tú puedes ver, las olas me están golpeando pero mi quiosco sigue ahí. A mí me han querido quitar a la brava y no han podido, es más, yo les he dado pequeños consejos de como conservar las plantas que siembran y los puestos que colocan y no me hacen caso.” En la zona se han colocado barreras de bolsa concreto que no han servido para contener de a mucho las fuertes olas que, a juzgar por las imágenes, se ha venido dando.
Así ha quedado la carretera por acción de las fuertes olas, las cuales han arrastrado la tierra roja que los operarios del Hotel Decamerón han colocado en la playa para sembrar plantas. El sostén de las vigas colocadas por parte de “Kella” en su quiosco fueron tan bien colocadas que la embestida de las olas no logró afectar la estructura de la misma durante el mar de leva. Siempre con una actitud positiva, “Kella” sigue atendiendo a los turistas nacionales e internacionales que siguen llegando a su quiosco en busca de la magia que transmite su bar en la playa.
Por: Daniel Newball H.
El desdén oficial de no querer intervenir en la zona donde tiene su quiosco apenas contrasta con el sentido de autogestión y popularidad que posee Alberto May Williams, el popularmente conocido “Kella”, quien ha logrado luego de más de tres décadas soportar los embates del tiempo y los intereses capitalistas que pretenden removerlo de su lugar de trabajo.
Visitado por personalidades desde el futbolista argentino Hernán Jorge Crespo hasta famosos actores y personalidades nacionales e internacionales, “Kella”, en medio del fuerte oleaje que viene embistiendo contra las playas de Sound Bay durante los últimos días, ha tenido el secreto que los más disciplinados arquitectos e ingenieros han tenido para mantener sus estructuras firmes en el suelo y es el de construir sobre la roca.
“Yo veo que los funcionarios del Gobierno pasan y ponen sus bolsa concreto sobre la playa, pasan y ponen sus bolsas y apenas llegan donde mí se hacen los locos, como si no existiera, a veces me siento excluido.
“Sin embargo, yo llevo más de 30 años en esta zona, he venido trabajando juicioso y cuando vinieron las olas la primera vez decidí ponerme las pilas y cuando puse los cimientos del quiosco decidí hacer las bases sólo hasta cuando alcanzara la piedra firme, tal y como lo hacen los constructores, para luego colocar las vigas.
“Tú puedes ver, las olas me están golpeando pero mi quiosco sigue ahí. A mí me han querido quitar a la brava y no han podido, es más, yo les he dado pequeños consejos de como conservar las plantas que siembran y los puestos que colocan y no me hacen caso.
“La ultima situación se presentó cuando los vi sembrando unas plantas con tierra roja, eso es fatal para las plantas porque tan solo es necesario colocar las plantas y sembrarlas en la arena de modo que las olas cuando llega no las afectan.
“No sé cómo van a hacer los del Decamerón, pero es claro que si siguen de esa manera no van a resistir, mientras tanto sigo con mi quiosco que ahí aguanta el agua porque el secreto está en conocer el terreno y construir sobre la piedra”, afirmo May Williams que denuncia que aún sigue una persecución en su contra por el tema de la utilización de parlantes.
“Hace poco compré un parlante en Yamaha, uno bueno y cuando lo uso no lo pongo a alto volumen, apenas para el quiosco que tengo en la playa y veo como lo quieren quitar a la brava. Hasta que llegó la Policía y lo decomisó, dijeron que me lo devolvían y llevo tres meses esperando y nada. Hace poco lo vi y estaba bien vuelto nada, como quien dice, ya no sirve.
“A mí el Gobierno y la Policía van a tener que responder por ese daño porque cuando se lo llevaron estuvo en buen estado y ahora veo como me lo dañaron totalmente”, indicó.
No obstante los inconvenientes, “Kella” es estandarte de la autogestión en la playa de Sound Bay, tal y como sucedió este año en Sprat Bight, a la espera de que los estudios y los engorrosos trámites de la administración pública permitan la ejecución de los contratos de restauración de zonas costeras pendientes y que estarían estimados en más de $20.000 millones de pesos.
Personajes que llevan décadas observando los movimientos de playas y del mar y cuyo concepto debería ser tenido en cuenta a la hora de los “estudios”, más sin embargo emprenden cruzadas personales por no perder sus patrimonios personales a manos de las variantes de la naturaleza.