El Partido Conservador presentó el pasado martes, por medio de 16 de sus representantes a la Cámara, una propuesta de moción de censura en contra de la Canciller María Ángela Holguín por el «fracaso en su política diplomática y acciones de su cargo» en la crisis fronteriza con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro, incluyendo el manejo de las deportaciones de colombianos y la derrota del Gobierno en la OEA, y el caso de la pérdida del mar territorial de San Andrés en noviembre de 2012. ¿Cree usted que la Canciller se merece una moción de censura por su manejo de la crisis con Venezuela?
¿Censura a la canciller o revisión de la política exterior?
Diego Dorado, ex director de evaluación de políticas públicas de Planeación Nacional
Sin duda, una alternativa que hoy se piensa es Censurar a la Canciller, a quien se le reconoce su habilidad como diplomática. Sin embargo, lo que deberíamos preguntarnos es qué está fallando en nuestra política exterior. Hace unos años, nos cuestionábamos la falta de una política de Estado en materia de relaciones internacionales que se acompañara de una carrera diplomática estable.
Este debate hoy debería recobrar vigencia. Más aún, si recordamos que en los últimos 6 años, Colombia ha debido enfrentar derrotas o la menos tropiezos en el plano internacional, algunos de estos: el fallo de La Haya sobre el Archipiélago de San Andrés, por el cual una significativa extensión de aguas pasaron a manos de Nicaragua; o la derrota de Colombia ante la Secretaria de la OIT (aunque vale la pena preguntarse si teníamos motor suficiente para dicha posición); o el ausente respaldo de parte del país a la candidatura de José Antonio Ocampo al Banco Mundial (que más que posibilidades de llegar a dicha posición, debe preocupar la lectura que la comunidad internacional da al no respaldo del país a un candidato connacional); o la reciente derrota del país en la OEA frente al tema de las deportaciones de colombianos de Venezuela, esto sin incluir el hecho que la votación fue casi, pero no, 18 votos necesarios (se logró el necesario menos uno); o la rápida reunión del Presidente Maduro con el Secretario de la ONU; o la reactiva respuesta de que hacer frente a la deportación en la que por la rapidez y por la cantidad de instancias a contactar, se ve más como una estrategia de “tirar para arriba, pa ver que cae”. Recordemos que en materia diplomática, los resultados se miden en función de los logros diplomáticos.
Conclusión, los invito a reflexionar frente a la política exterior del país, la cual debería ser clara, con protocolos definidos para cada posible y previsible situación, política que debería ser guiada por la prudencia y estrategia, y claro: medida por sus logros en materia diplomática.
Alejandro Martínez, ex ministro de Minas y Energía
La gestión de los funcionarios públicos se debe evaluar por los resultados obtenidos y la Canciller ha tenido grandes desaciertos.
La manera como Maduro ha logrado ganar todas y cada una de estas jugadas de ajedrez diplomático hablan mucho sobre nuestra diplomacia. La OEA no funcionó, UNASUR no funcionaría, con la ONU Maduro pegó primero, tiene a Petrocaribe rentándole… en fin, una diplomacia efectiva mientras tanto los colombianos vemos como nuestro Gobierno y la Cancillería reacciona sin firmeza y tardíamente.
Similar fue el resultado frente a Nicaragua y también la respuesta: vamos a atender a los pobres sanandresanos, vamos a atender a los desplazados desde Venezuela … somos victimas… la gestión se enfoca a preservar la imagen al interior del país al no ser capaces de defender los intereses colombianos con firmeza, con pasión, con ganas, creyendo en lo que se hace. Debería prosperar la moción de censura. Tomado de La Silla Vacía.