
Las redes sociales han sido la tribuna perfecta para que los colombianos, turistas y no turistas, expresen no solo su solidaridad, tristeza y hasta molestia con San Andrés por la crisis del turismo de uno de los destinos por excelencia de los colombianos que despierta una entrañable estima y afecto en toda Colombia.
Y ha sido The Archipiélago Press en redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram, la tribuna donde más se ha debatido el tema que desde hace varias semanas ha mantenido vigente este diario a través de su multiplataforma digital.
Y en este debate hay tres aspectos fundamentales que es justo que revisen no solo las autoridades, gremios y prestadores turísticos sino también la comunidad en general, sino quieren seguir desplumando la gallina de los huevos de oro, hasta matarla.
1. El maltratato al turista. En San Andrés parece que de nada han valido las jornadas de atención al cliente que desde la Gobernación, Sena y Camara de Comercio, se les ha impartido a empleados y prestadores de turismo, por que el trato es por decir lo menos, displicente. Los recurrentes episodios en sitios turísticos donde se pretende obligar -hasta los puños-, al turista a un consumo básico, de manera sistemática ha calado mucho en la retina de muchos turistas y no turistas, hasta el punto de quedar vetados dentro del tour a la isla.
Ese asunto no solo amerita un cambio de conducta de tales prestadores turísticos, entre las que también se incluyen peinadoras de las playas, alquiladores de carpas o de vehículos de turismo, sino también sanciones de las autoridades que se han hecho los de la vista gorda.
2. El valor de la tarjeta de turismo: este año el gobernador debió bajarla por ordenanza departamental al valor del año pasado por qué los viajeros pusieron el grito en el cielo.
Realmente la tarjeta debería bajar al precio de 2016 cuando el gobierno de entonces lo subió con el propósito de frenar el volumen de visitantes, para un supuesto control de capacidad de carga, cuando realmente de lo que se trataba era de disponer de dineros a borbotones para malversarlo, como quedó demostrado con esa administración que terminó encarcelada por el saqueo al Coral Palace. Y además nunca dejaron de venir a la isla más turistas, por qué después de su incremento del 50 por ciento del valor de la tarjeta de turismo, se incrementó el volumen de turistas, hasta el punto que en 2021, tras la Pandemia y los huracanes, San Andrés batió su récord histórico por encima del millón trescientos mil visitantes.
Y en la práctica y la realidad, San Andrés no muestra por ningún lado que la contribución que paga el turista, se refleje en una verdadera infraestructura pública para el turismo, o las condiciones del medio ambiente insular y la limpieza sean los indicados.
Afortunadamente este Gobierno está realizando en simultánea una multiplicidad de obras de infraestructura que debe dejar la isla en excelentes condiciones de acoplamiento urbano, pero los contratistas ejecutan las obras a paso de tortuga con el riesgo de que se malogren los proyectos.
3. Los turistas y todo viajero que llega a la isla se queja de que es una isla sucia, cochina. Ciertamente la isla está reducida a un basurero público a cielo abierto.
En cuanto espacio público o privado, lotes sin demarcar, a la vera del camino, a un costado de la via pública, en las playas, en las esquinas de barrios, hay basura por doquier.
Y no es que las autoridades no hagan nada. Se hacen jornadas, se recogen desechos especiales, la empresa de aseo hace la limpieza de vías y recolección de basuras, las fuerzas militares apoyan brigadas de aseo, el Gobierno contrata con una recuperadora, la extracción de residuos de línea especial, hay un punto verde, y también algunos esfuerzos privados, pero se ha acentuado en la población una cultura anarquica de arrojar la basura donde sea, botar lo que sea donde sea, y ni hay pedagogía de buen hábitos, ni autoridad para imponer comparendos ambientales que existen en el Código de Policía y en ordenanzas departamentales.
De modo que si el destino no revisa y atiende esas quejas de los turistas, simplemente cada día dejarán de venir más turistas, no por falta de vuelos y quiebra de aerolíneas, sino por qué no cambiamos las conductas abusivas, agresivas, puercas y corruptas.

