
El experto en finanzas y aseguramiento, Juan Carlos Gutiérrez Betancur, docente de Eafit presentó un crítico análisis al anuncio de la ministra de Minas y Energía, Irene Velez sobre el anuncio que está formuló en el Foro Mundial de Economía sobre la cancelación de contratos de exploración, advirtiendo cuál sería el Costo de Oportunidad de no aprobar más contratos de exploración de petróleo y gas en Colombia.
Equivale a 75 reformas tributarias; es decir unos $1.500 billones de pesos de 2023.
Para compensar dicho costo de oportunidad necesitaríamos triplicar el tamaño del sector turístico y multiplicar por un multiplo de 20 el tamaño del sector manufacturero; con todo lo que ello implica en inversión tecnológica, formación de capital humano, etc. Además, tendriamos al tiempo que invertir en Energias eólicas, solares y marinas.
Una reto muy complejo, que requiere un orden y planificación que actualmente no se tienen.
Gutiérrez además puso en evidencia la improvisación e irresponsabilidad con la que actúa la fruncionaria.
«La ministra Irene Velez hizo ayer hasta lo imposible para que el dólar se disparara hoy en Colombia, pero perdió. El dólar bajó y se ubicó en $4.581,11 pesos. Y podría incluso seguir bajando hasta llegar a los $4.500.»
Los factores que influyeron en la caída del dólar son:
1. Pérdida absoluta de credibilidad de la ministra de Energía Irene Vélez sobre los hidrocarburos en Colombia, compensada por la reacción afirmativa del mercado al excelente mensaje del Presidente de Ecopetrol y del Ministro de Hacienda.
2. Algunos operadores del mercado cambiario internacional creen que el dólar en colombia está entre $1.200 a 1.400 pesos por encima del nivel justo para el dólar en la región Latinoamérica. Lo cual significa que desde la perspectiva del trader de divisas hay posibilidad de vender dólares en Colombia y comprar dólar en otros países de la región, con lo cual se anticipan a un eventual cierre del márgen dólar entre países del continente.
El dólar se ha descolgado porque los mercados ya habían descontado el riesgo de la incompetencia política.
Si en Colombia en los próximos 48 meses caen las exportaciones y los ingresos fiscales futuros por errores del actual Gobierno, y nos conducen a la necesidad de importar gas natural, tendremos volatilidad incremental del dólar y presiones de devaluación. Sólo contamos con reservas de petróleo y gas natural para 8 años ciertos y 10 años probables. Tenemos certeza a 2030 y riesgo hasta el 2040.
No es claro el plan del actual Gobierno para varar y reemplazar la industria de hidrocarburos colombiana, la cual gira más del 20% de los ingresos corrientes que recibe la Nación; entre regalías, impuestos y dividendos de ECOPETROL. Una industria que produce casi 5% del PIB, más del 50% de las exportaciones, 30% de inversiones extranjeras directas y 100.000 empleos formales.
En el corto – mediano plazo no se vislumbra con claridad cómo se pueda reemplazar el peso del sector de hidrocarburos en las finanzas de Colombia. Sin inversión privada de fondos locales y extranjeros, es utópico lograr la transición.
El dólar a valor justo en Colombia debería estar rondando los $3.400, si tomamos como referencia la región Latinoamérica sin el ruido Petro más las incoherencias politicas de su gabinete.
Mientras Petro sea Presidente estará por encima de los $4.000, devaluado.
Los anuncios erráticos en materia de política social, energética, previsional, laboral presionarán el dólar en niveles altos, y frenarán la inversión extranjera directa, sobretodo después de marzo de 2023.
Ademas, Colombia está viviendo el brote inflacionario más intenso de su historia reciente, lo cual constituye presión devaluacionista adicional, debida al crecimiento exuberante del consumo en la pospandemia.
Si el Gobierno de Petro no implementa medidas que enfríen la demanda y a la vez sigue disperso y sin unidad de mando, la inflación y la devaluación no cederán. El dólar seguirá muy volátil.
Dudo que Petro sea capaz de implementar una política económica contractiva que reduzca las presiones inflacionarias. Lo suyo es el gasto desordenado sin rumbo y sin coherencia fiscal.
Así las cosas, la estabilidad macro en 2023 estará muy comprometida.