El pronunciamiento de dos docenas de exmandatarios de IberoAmerica está encabezado por el premio nobel de Paz de 1987, el expresidente de Costa Rica, Oscar Arias Sanchez, y expresidentes como José María Aznar López, de España, Mireya Moscoso de Panamá, Mauricio Macri de Argentina, Eduardo Frei de Chile, Felipe Calderon y Vicente Fox, de Mexico, Ivan Duque y Andres Pastrana, de Colombia, entre otros exjefes de Estado que han gobernado sus países, siempre respetando las cartas democráticas de su naciones, de OEA, y ONU, entre otras convenciones multilaterales.
El pronunciamiento se recoge a través de la organización Ideas, y obedece a la preocupación que causó la reciente interpretación que de la Constitución Politica hizo Gustavo Petro al asegurar que como máxima autoridad administrativa de la Nación, es el jefe de los funcionarios de otras ramas del poder público como el fiscal general de la Nación, que es funcionario autónomo e independiente, que pertenece a la rama jurisdiccional, la cual goza de independencia por el principio de la separación de poderes.
Petro al mejor estilo de Luis XIV (El Estado soy Yo), y mientras visitaba la monarquía europea, dijo en entrevista con los medios de comunicación, que el era el jefe de Estado, y como tal era el jefe del fiscal general, postura que debió rectificar casi de inmediato por la andanada de críticas que le llovieron dentro y fuera de Colombia, por que significaba una ruptura a ese principio constitucional de separación de poderes.
Los firmantes del Grupo Idea pertenecen a paises de Ibero America, salvo de Venezuela, Brasil, Guatemala, y Nicaragua que no tienen ningun representante entre los declarantes.
Este pronunciamiento de los exjefes de Estado de Ibero América, deja al presidente Petro ante el concierto internacional como un peligro para la democracia en Latino América, y puede ser asimilado con mandatarios que han asumido actitudes dictatoriales como Hugo Chaves, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Evo Morales, los hermanos Castro, Pedro Castillo, entre otros, y refuerza la proclividad antidemocrática de la izquierda latinoamericana.